domingo, 27 de mayo de 2012

La energía de los árboles



 Hoy hemos hecho una excursión al árbol milenario de Montpol, le llamamos el árbol mágico por las características gigantescas que tiene y porque, si de verdad eres de esas personas que ven más allá de lo que percibe en un primer momento el ojo humano, se puede sentir la energía que fluye de él.
Los árboles y el bosque han sido siempre fuente de inspiración, objeto de leyendas y testigos de innumerables historias humanas.
En la tradición Celta el roble se considera el árbol de la fuerza y es su árbol sagrado por excelencia siendo fuente de inagotable sabiduría. En nuestra cultura ya nos lo dice la sabiduría popular: “Fuerte como un roble”, su energía vital era utilizada en la antigüedad para sanar.
Los árboles nos ayudan a establecer contacto con el poder de la naturaleza, nos dan herramientas para sanarnos, relajarnos, fortalecernos, cargarnos de energía vital...
La energía que emanan los árboles, al igual que la nuestra, es invisible al ojo físico, es lo que llamamos el aura, muy perceptible sensitivamente.
El árbol al igual que las personas está emitiendo vibraciones energéticas constantemente y son perfectamente asimilables por el ser humano, se pueden absorber y podemos beneficiarnos de sus efectos.
En las técnicas orientales, como el chi-kung, hay una postura que se llama “abrazar el árbol”. Esta posición estática alinea todos los huesos del modo más eficaz posible.
Buddha se iluminó bajo una higuera. Jesús estuvo en el monte de los olivos. A los cátaros les gustaban las acacias. Los Druidas preferían la fuerza masculina del roble para usar su sabiduría. Los jóvenes enamorados buscaban el tilo para confiar sus intimidades amorosas porque representaba el vigor de Venus. Y en Casangrill nos abrazamos al árbol al mismo tiempo que nos hacemos uno con él.

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